Al final de un día ajetreado, lo último en lo que quieres pensar es en preparar la comida de mañana. Y levantarse temprano para preparar la comida antes de ir a trabajar tampoco es divertido. A veces es más fácil salir a comer fuera en lugar de preparar la comida. Puede parecer un hábito inofensivo, pero las paradas semanales en tu tienda de bocadillos favorita o en un restaurante tailandés pueden pasar factura a tu cartera.